Hablar demasiado a veces... no es bueno.
Cualquier individuo con la suficiente experiencia social sabe que la clave para unas relaciones humanas sanas es hablar poco.
A la mayoría de la gente le pierde la boca, particularmente a la hora del cortejo. Una frase amable siempre será bien recibida, pero un exceso de nerviosa verborrea puede convertir el más agradable comentario en una aberración.
Hagamos un ejercicio. Cinco ejemplos para que vayas practicando tu contención verbal:
Eres exactamente mi tipo de mujer. BIEN
Eres exactamente mi tipo de mujer, y todas tus amigas también. MAL
Si hiciera una película te daría el papel protagonista. BIEN
Si hiciera una película te daría el papel protagonista, de momento hay cinco productoras interesadas en mi guión “Semen en jovencitas”. MAL
Si un día descubro una estrella le pondré tu nombre. BIEN
Si un día descubro una estrella le pondré tu nombre, así cuando alcance su masa crítica serás mi agujero negro. MAL
Me parece genial que las mujeres por fin conquistéis el rol social que merecéis. BIEN
Me parece genial que las mujeres por fin conquistéis el rol social que merecéis siempre y cuando lleguéis a tiempo para hacer la cena. MAL
Te quiero. BIEN
Te quiero empalar. MAL
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