Con la Ley de Protección de Datos se ha topado un taxista de Lugo. El profesional busca afanosamente a una embarazada a la que llevó el pasado mes de octubre al Hospital Comarcal de Monforte, para que lo salve de una multa de tráfico por exceso de velocidad. Una de sus grandes esperanzas era el centro hospitalario, pero allí le dijeron que no le iban a decir ni pío porque la ley no lo permite. En resumen, si Isolino Viña Rodríguez, un veterano taxista con plaza en la capital lucense desde hace 22 años, quiere encontrar a la pasajera va a tener que contratar un detective.
Todo comenzó a mediados del pasado mes de octubre cuando una pareja le requirió sus servicios en la parada de la estación de autobuses para ir al hospital monfortino. Por el camino, el varón le contó que su mujer no se encontraba nada bien debido al embarazo y le pidió que no demorase mucho el viaje para llegar pronto al centro sanitario.
Ocurrió que, cuando el taxista circulaba por la travesía urbana de Bóveda, apareció un radar de la Guardia Civil que lo cazó pasando a 81 kilómetros por hora cuando debería ir a 50. En ese mismo momento Isolino supo, por boca del guardia que le dio el alto, lo que se le venía encima: 140 euros de multa y dos puntos menos en el carné. Adiós ganancias del día.
«Aínda para máis, resulta que se tivese pasado a 80, a infracción non suporía a retirada dos puntos», comentó Isolino. Le explicó al guardia que iba al hospital y que había cierta urgencia, pero el agente, con buenas palabras, le dijo que no tenía por qué dudar de que la historia fuese verdad, pero que no podía hacer nada. La solución para el taxista era el recurso que encomendó a un conocido.
En el documento hace constar que cuando pasó por la travesía de Bóveda, a las cuatro y pico de la tarde, no había tránsito de peatones y que, por lo tanto, no causó peligro alguno. Es posible que esa justificación no llegue. «O ideal sería dar con esa persoa e conseguir un informe médico de que ese día ingresou no hospital para así xustificar a premura do servizo», dijo el conductor. Pero lo ideal es una cosa, y lo real, otra. Y lo real es que no logra localizar a los pasajeros.
Fuente: La Voz de Galicia
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