sábado, 1 de mayo de 2010

ADRIA Y EL BULLI


Camarones gallegos con algas servidos con anémonas y caviar, y elixires de frutas combinadas con licor, y hasta con wasabi -la mostaza japonesa- son algunos de los platos que figurarán en los menús de la última temporada del restaurante El Bulli.

Estas arriesgadas propuestas, a las que nos tiene acostumbrado el chef catalán, sólo podrán ser degustadas por los pocos afortunados que tienen reserva para la última temporada antes del cierre temporal.

Entre los platos que ofrecerá la próxima temporada destaca uno de camarones gallegos cocinados al vapor con algas y con aceite de té verde, acompañados con anémonas marinas servidas con caviar.

También destacan entre sus recetas un carpaccio a base de pétalos de rosa procedentes de una variedad comestible de Ecuador "secadas con el secador de pelo" e impregnadas con un esencia de alcachofa.

Asimismo, otra de sus especialidades es el maracuyá en cuyo interior le inyecta con una jeringa una sopa "tupuki" de la selva amazónica.

Entre sus particulares combinaciones figuran también entrantes elaborados con frambuesa liofilizada y wasabi, polvorones a base de sésamo, o té verde con azúcar mezclado con un cítrico australiano, del que dijo que es "uno de los que más me gusta".

Otra de sus creaciones es una pasta a base de cacahuete congelada y moldeada en forma de ese fruto seco que al comensal "le parece que se come un cacahuete con su cáscara", dijo.

También incluye en la carta un snack a base de coco o incluso su particular "bocata", consistente en merengue de manzana moldeado con forma de baguette relleno de manteca de miso y nueces.

Adriá tiene además una serie de mezclas de frutas y licores entre los que destacan los de caña de azúcar remojados en cachaza o ron, las fresas con campari o el cactus con tequila, que dan la impresión de tomarse una copa a la vez que un plato.

Asimismo, propone otras recetas como fécula de patata con Campari cristalizada; unas particulares "albóndigas de sake" elaboradas con sopa de miso y el tradicional licor japonés; galletas a base de pasta de soja y sésamo; una crema servida con forma lentejas a base de un fundido de esa legumbre aliñada con curry, romero y sésamo; un praliné salado a base de piñones; y sus particulares trufas blancas.

"La cocina es felicidad", comentó Adriá, quien aseguró que su deseo es dedicarse en adelante a hacer presentaciones más largas de "un día entero y no unas horas", para poder explicar los detalles de su creatividad culinaria.

Apuntó que entre sus proyectos figuran también poder ofrecer diversas obras, libros y audiovisuales, incluidos documentales de visión tridimensional, así como continuar su creatividad junto a otros cocineros y amigos.

Fuente: diario informacion

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