jueves, 9 de octubre de 2008

EL FABRICANTE DE LOS TEJANOS LOIS ANUNCIA EL CIERRE POR LAS DEUDAS.


La crisis del sector textil se lleva por delante a una empresa emblemática. La dirección del grupo valenciano Sáez Merino, propietario de las marcas de ropa tejana Lois, Cimarrón, Caroche y Caster, anunció a los sindicatos la liquidación de la compañía como consecuencia de las pérdidas acumuladas desde el 2004.

La liquidación de Sáez Merino dejará sin empleo a 350 trabajadores en Valencia y Ciudad Real.

El grupo, fundado hace 46 años, acumula unas pérdidas de más de 22 millones de euros desde el 2004.


TALLER FAMILIAR
El anuncio de Sáez Merino es el punto final a un grupo con 46 años de historia. En los años dorados, Johan Cruyff, el grupo ABBA, Rod Stewart o Björn Borg lucieron los míticos vaqueros Lois y su característico emblema de un toro, que fue la marca más vendida en Europa en los 70. Lois, que se introdujo en más de 50 países en los que utilizó el lema de el vaquero para cada ocasión, empezó como un pequeño taller, Confecciones Sáez, en Millares, un municipio de 500 habitantes a 60 kilómetros de Valencia.
El espíritu emprendedor de los hermanos Sáez Merino, Manuel y Joaquín, pronto se convirtió en un éxito empresarial sin precedentes en la comarca de la Canal de Navarrés, donde se empezaron a comercializar los primeros jeans sin marca hasta que en 1962 crearon Lois. La marca era el nombre de Luis, un familiar, pero con la vocal cambiada para que sonara más internacional.
El emporio del jean de Sáez Merino fue creciendo a la par que la sociedad española y europea. Los anuncios con famosos y el glamur de los jeans con cierre de botones y su famosa cazadora Rodeo con las mangas más largas que las habituales encandilaron a miles de jóvenes, y consiguieron que muchas mujeres usarán por primera vez un vaquero al lanzar un modelo exclusivo, el Yoko, ajustado a la cadera y progresivamente acampanado hacia los pies.

COMPETENCIA AMERICANA
Pero la irrupción de las marcas americanas en España a mediados de los años 80 y el reducido coste de la producción en otros países con salarios más bajos hicieron mella en Lois, que siempre había alardeado de tener su producción en España.
Se produjo la primera suspensión de pagos y el inicio del fin de una empresa que intentó, sin éxito, reflotar una compañía que perdió el tren a pesar de llevar en el 2004 parte de su producción a Marruecos, una decisión que ya supuso el cierre de cuatro plantas de confección y el despido de 541 empleados.

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